Desireé Esquivel y Fabiola Gutiérrez
Casi siete millones de hectáreas suman las zonas que ardieron en 2020 en Bolivia y Paraguay. El Chaco paraguayo y la Chiquitania boliviana son parte del humedal más grande del mundo que comparten ambos países con Brasil. Además del cambio climático, entre los protagonistas de los incendios se encuentran ganaderos y agrícolas, junto a la flexibilización de leyes bolivianas para la expansión de tales industrias, indicó La Región. ¿Cómo narrar esta emergencia ecológica que atraviesa fronteras?
Carlos Eduardo Huertas, director de CONNECTAS, Rocío Lloret, periodista de La Región (Bolivia) y Alberto Yanosky, investigador y especialista senior en biodiversidad y sustentabilidad, conversaron sobre cómo realizar y financiar proyectos periodísticos colaborativos sobre incendios forestales en el corazón sudamericano.
Los incendios, recordó Yanosky, en el vértice fronterizo con Bolivia y Brasil, han dejado por el momento más de 61.000 hectáreas calcinadas en una zona donde todavía continúan las tareas de prevención contra el fuego, según datos del Instituto Forestal Nacional (Infona).
Cuando el infierno avanza sin ver fronteras, el extintor también es el periodismo, especialmente el colaborativo. Además de ser un valor editorial, es también una alternativa de sostenibilidad, particularmente en situaciones de desastres y emergencias. Compartimos algunos de los consejos que brindaron los expositores.
“Hay que tener en cuenta las fortalezas y debilidades de cada uno, como también, definir quién tomará el liderazgo editorial. Existen muchas maneras de hacer periodismo colaborativo, que en trabajos transnacionales se logre versiones independientes”, aconsejó Carlos Eduardo durante su intervención.
Por su lado, el doctor Yanosky, comentó que como fuente internacional para cubrir temas medioambientales los colegas periodistas pueden recurrir a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), donde se cuenta con más de 18.000 expertos. Pidió, además, acercarse a instancias (instituciones) científicas para obtener datos formales, “porque se necesita de una buena comunicación y el rol del periodista es clave para quienes hacemos ciencia”, agregó.
“Si bien hay una crisis en el periodismo, a nivel Latinoamérica, por el cierre de muchos medios y despidos, creo que nunca ha habido más oportunidad de hacer buen periodismo que ahora y el periodismo colaborativo es una respuesta a esa necesidad”, concluyó Rocio Lloret.
De este modo, se conversó sobre el valor de equipos multidisciplinarios o periodistas cercanos a científicos para entender las dinámicas del ecosistema y el valor del fuego en las culturas ancestrales y las economías contemporáneas. También se explicó el mapa de actores a tener en cuenta, cómo prepararse para la cobertura, cómo abordar a las fuentes oportunamente al tratarse de una cobertura de desastres y financiadores interesados en el tema. Los panelistas coincidieron en que, al tratarse de un tema recurrente, es necesario mantenerse en primera línea de fuego para fiscalizar desde el periodismo las acciones estatales como medidas de prevención, presupuestos para las unidades de atención, como los bomberos, y la gestión del desastre.