En los últimos tres años, Teresa ha sido jurado de concursos de la Society of Professional Journalists, Online News Association, Murrow Awards, Investigative Reporters and Editors, entre otros. La periodista venezolana cree que los premios son reconocimientos importantes porque el periodismo es una carrera dura en la que nos enfrentamos a temas difíciles, trabajamos muchas horas y bajo tensión, y, de alguna manera, los premios reconfirman hechos que nos hacen levantar todas las mañanas: que nuestro trabajo importa y que creemos en lo que hacemos.
Los premios que reconocen el trabajo periodístico otorgan más credibilidad a los profesionales, permiten aumentar las conexiones con otros colegas y abren la puerta a más oportunidades. Además son una fuente importante de ingresos económicos que permiten seguir haciendo periodismo. Desde su experiencia, en el otro lado de la mesa de los concursos, Teresa habla sobre los procesos de revisión de trabajos postulantes y de los consejos para quienes quieren participar.
Los parámetros dependen mucho de la organización y normalmente están directamente relacionados con la misión de quien está entregando los premios. Por ejemplo los Murrow reconocen la excelencia en periodismo de broadcast, radiodifusión y digital. En el caso de Online News Association (ONA) buscan proyectos que sean innovadores en el tema digital, que muestren buen manejo de la tecnología, innovación, y libertad de expresión. Los premios más enfocados en servicio público, se fijan en la investigación, en proyectos que pongan en evidencia problemas que afectan a muchos. Por eso siempre es importante leer bien sobre los que convocan al premio, qué buscan.
En la mayoría de premios el impacto es un tema que se va a destacar. Si estás aplicando a un premio de periodismo de investigación, el impacto que tuvo esa pieza específica es fundamental. Por ejemplo, hubo una investigación que hablaba de las explosiones en el consumo y en el número de adictos a los opioides en ciertas áreas de West Virginia. En ese caso, una de las cosas que se evalúa es si el trabajo tuvo algún impacto en términos de leyes, de política pública. Otro ejemplo es un premio que se ganó el Miami Herald con una historia de niños que aparecían muertos aún cuando estaban a cargo del Departamento de Niños y Familia. Como consecuencia de la publicación, hubo cambios en la ley estatal.
Por ejemplo nosotros en WLRN publicamos una historia sobre cómo la violencia de armas afectaba a los niños. Era sobre los niños que sobreviven esta violencia. Por cada 10 niños que entran baleados a un hospital, 9 sobreviven pero no hay servicio público para ellos y cuando salen del hospital sus procesos de recuperación son largos en términos físicos y no hay nada que los ayude con el trauma psicológico. A consecuencia de nuestro trabajo no hubo cambio de legislación pero sí cambios en hospitales: se formaron grupos de apoyo no solo para niños sino para gente en la Sala de Emergencias en esos temas. Esto generó todo un movimiento para presionar sobre los efectos en los niños causada por la violencia por armas. Ese fue un efecto de un trabajo que no es tan sencillo de medir.
Creo que depende del premio y de las circunstancias. Si es un premio sobre libertad de expresión o de ejercer periodismo en una situación de dificultad en la que una persona o un medio están enfrentando obstáculos para hacer su trabajo habitual, entonces sí. No puedes comparar los retos en términos de libertad de expresión, en el trabajo hay siempre retos y son distintos. Por ejemplo con los periodistas en México la situación es muy particular. Sí hay premios en los que los medios o periodistas considerados más en riesgo tienen más posibilidades por sus condiciones de trabajo. Eso ocurre cuando el espíritu del premio es así.
Sin embargo, cuando aplicas a un premio, por ejemplo de investigación, van a ver el valor de tu trabajo. En aras de ser justos, no puedes comparar los recursos y la capacidad, las limitaciones entre cada medio. La mayoría de los premios tienen categorías para ponerlos en igualdad de condiciones. Por ejemplo las clasifican por tamaño: en pequeñas redacciones que se definen hasta de 25 personas, después tamaño mediano y luego grande porque, por ejemplo, no puedes comparar el trabajo que hacemos nosotros y el que hace Washington Post, sin quitarle mérito en lo que hacemos que está basado en comunidad y responde a la zona donde estamos. Normalmente ningún premio te va a poner en esas condiciones porque hay un esfuerzo importante de ser justos a la hora de evaluar.
Es un proceso interesante, me gusta porque tienes que sentarte a pensar en el trabajo que has hecho en el año. Te preguntas: de esta cantidad que hay disponible, ¿con cuáles vamos a aplicar y por qué? Por lo general me siento y reviso el trabajo que hemos hecho en el año, tengo un excel con la lista de proyectos de los que estoy orgullosa, que creo que son interesantes en términos de contenido, que son candidatos. Esa revisión te lleva a pensar qué hiciste bien ese año, cuáles son las áreas en las que puedes crecer. Qué valió la pena, qué no. Es una buena oportunidad para decir ‘el año que viene este es el tipo de historias que deberíamos hacer, con este tipo de tecnología’. Ayuda a poner tu trabajo en perspectiva.
Es difícil que no tenga nada con lo que aplicar. Los premios son motivaciones y ayudan a evaluar lo que uno ha hecho. En la redacción que yo trabajo nadie trabaja por los premios, estamos aquí porque creemos en la función del periodismo, el poder de contar historias, el poder de hacernos más humanos y cambiar vidas, resolver injusticias, escribir historias que te ayudan a entender al otro. Me gusta cuando me invitan a ser jurado porque aprendo lo que han hecho otros colegas. Aprendo mucho sobre los enfoques, los temas que son prioridad y puedo pensar cómo se traduce este tema que estoy leyendo en el ámbito que yo cubro (porque por lo general soy jurado de trabajos de otras ciudades que no son competidores del medio en el que trabajo).
Casi todos los premios piden una carta en la que por lo general explicas sobre el proyecto, la metodología, los resultados. Hay jurados que le ponen mucha atención a la carta. Yo sí la leo porque me contextualiza, voy y leo las fuentes, la investigación. Todos los aspectos. Hay otros jurados que le dan menos importancia porque creen que la investigación habla por sí misma.
Trato de ser justa con todos los participantes. Si te tomaste el tiempo de aplicar, voy a tratar de leerlo todo. Efectivamente si voy por el párrafo cuatro y hay cinco errores importantes como falta de atribución de fuentes, probablemente voy a saltarme un poco los párrafos. Si el estilo de escritura no es tan fantástico pero el ángulo es tan interesante, puede compensar. También puede ser que escribes maravilloso pero los criterios básicos del periodismo no los estás cumpliendo, entonces lo descarto y mi recomendación ahí es que apliques a un concurso literario.
Que los aplicantes no leen bien, por ejemplo qué se espera de cada categoría, y eso hace que la gente postule en la categoría equivocada. Y si no está en la categoría adecuada, no hay nada que hacer. Es muy importante leer la misión del grupo que otorga el premio. Las instrucciones. Otro error es no escribir una carta cuando el premio sí lo requiere. Hay que hacerla y fijarse que la carta no tenga errores. También me ha pasado que hay partes de un trabajo que son fantásticas pero los links no funcionan. Debes asegurarte que no hayan problemas técnicos. Por ejemplo hay websites que tienen paywall y no puedes acceder a la página, en esos casos deberías poner un link específico para que el jurado vea. Definitivamente hay que cuidar los detalles en las aplicaciones porque hacen la diferencia. Esos detalles hacen que se decida cuando hay dos finalistas. Por ejemplo en un premio del que recién fui jurado había un empate y la diferencia terminó siendo el uso de las fuentes, cómo atribuían ciertas fuentes al aire en un noticiero.