Ojo Público es uno de los medios nativos digitales más jóvenes y, al mismo tiempo, con mayor empuje de la región latinoamericana: su equipo de periodistas y tecnólogos tiene, en promedio, 28 años; y su lanzamiento ocurrió apenas en septiembre de 2014.
Desde sus inicios, la apuesta de Ojo Público ha sido doble: hacer periodismo de investigación de calidad y desarrollar nuevas narrativas para descubrir historias de corrupción, crimen organizado, medio ambiente, salud, derechos humanos, entre otros asuntos de interés público.
En junio de 2015, cuando ni siquiera había cumplido un año de existencia, Ojo Público ganó el Data Journalism Award que otorga la Global Editors Network (GEN). El premio, quizá el más relevante en el mundo del periodismo de datos, les fue otorgado por su investigación de lanzamiento: Cuentas Juradas, una aplicación web que reveló la evolución y desbalance en el patrimonio de los alcaldes en Perú.
Gracias a este proyecto, los peruanos pudieron conocer el incremento en bienes y patrimonio de decenas de políticos, según sus declaraciones juradas. Con esta investigación, que mezcló periodismo, datos y tecnología, Ojo Público comenzaría a revolucionar el ecosistema de medios digitales del país. “Nuestro objetivo no era sólo hacer periodismo, sino experimentar y aprender. Atrevernos a todo lo que en los medios tradicionales no nos hubieran dejado hacer”, Oscar Castilla, cofundador y director ejecutivo de Ojo Público.
La historia de la fundación de Ojo Público vale la pena contarla en detalle, pues refleja en gran medida las ambiciones de cientos de periodistas en América Latina que -insatisfechos con la calidad de los medios de sus países- se preguntan si es posible emprender un camino propio.
La gestación de Ojo Público inició un año antes de su lanzamiento, en octubre de 2013, cuando los periodistas Oscar Castilla, Nelly Luna y Fabiola Torres, empezaron a notar que la Unidad de Investigación del diario El Comercio, donde ellos trabajaban, sufría una serie de cambios y les recortaban los temas. David Hidalgo, quien también había trabajado en El Comercio y se dedicaba entonces a cuidar la edición general de la revista Etiqueta Negra, también participaba de las reflexiones de sus colegas.
“Cada vez era más difícil hacer periodismo de largo aliento en El Comercio, y los temas estaban más acotados”, dice Oscar Castilla. Por razones como estas, comenzaron a plantearse, en términos generales, algunas ideas para crear un medio propio.
Esto coincidió con la aparición de la Media Factory, una convocatoria liderada por Mariano Blejman desde Argentina para identificar e invertir en nuevas propuestas de medios digitales. Castilla, Luna, Hidalgo y Torres -que llevaban más de una década de conocerse- decidieron participar. “Era una convocatoria que leíamos como si estuviera escrita en sánscrito. ¿Qué es conversión, cómo definimos el engagement, a qué se refieren con interactividad?”, relata Castilla. Si bien quedaron dentro de los proyectos finalistas, su propuesta no fue seleccionada. Sin embargo, esta experiencia los obligó a entender el ecosistema.
“A inicios de 2014 supimos que El Comercio iba a tener otras modificaciones operativas, entre ellas, que la Unidad de Investigación iba a desaparecer”, dice Fabiola Torres. Ese fue el detonante para que las conversaciones en el aire fueran aterrizando en proyectos más concretos. El tiempo estaba en su contra.
El 2 de marzo, El Comercio publicó uno de los que serían los últimos reportajes de Nelly Luna, sobre la comunidad de hackers cívicos en Perú, en el marco del Open Data Day. El reportaje le permitió conocer a Antonio Cucho, un programador con alma de comunicador, y a César Soplín, desarrollador web. Fue gracias a estos contactos que los periodistas empezaron a entender la importancia de la tecnología para contar nuevas historias y lograr un impacto mayor.
El 27 de marzo, un editor les comunicó que la Unidad de Investigación finalmente desaparecía y que serían asignados a otras fuentes dentro del periódico. “Cuando nos lo dicen, nos vamos esa tarde a comer a un restaurante en Miraflores, para decidir qué hacemos. Ahí tomamos la decisión de renunciar”, dice Castilla. Oscar, Nelly y Fabiola renunciaron ese mismo día.
Con el dinero de sus liquidaciones y ahorros, ponen manos a la obra. “Nunca dejamos de seguir investigando”, relata Torres. Cucho, el programador, se suma al incipiente equipo en mayo. La coyuntura estaba dada: en septiembre de 2014 habría elecciones para alcaldes en todo el país y estaban decididos a salir con una investigación que conjugara lo periodístico y lo tecnológico.
En alianza con la fundación Suma Ciudadana, los periodistas consiguieron las declaraciones juradas de los alcaldes que buscaban reelegirse, lo que les arrojó indicios de historias de corrupción, enriquecimiento ilícito e incumplimiento en las obligaciones de declarar el patrimonio. El equipo periodístico se dedicó a profundizar en la información y a desarrollar sus reportajes. En pocos meses, los programadores diseñaron la plataforma y armaron las bases de datos que serían analizadas. Inició así la construcción de la web app: “Cuentas Juradas”.
“Antes de salir, quedaba el tema del nombre. Habíamos pensado ponerle incluso <<Caballo de Troya>>, por aquello de revelar información desde adentro, pero lo descartamos. Quedó Ojo Público, porque representa que vamos a poner la mirada donde los otros medios no lo están haciendo”, cuenta Fabiola Torres.
Incluso antes de lanzar el sitio, Ojo Público empezó a ganar presencia digital: hacían revelaciones sobre temas de interés nacional desde su cuenta de Twitter, “con una estrategia similar a lo que hizo Animal Político en su momento”, dice Castilla.
Los cuatro periodistas fundadores de Ojo Público se reparten responsabilidades editoriales y administrativas. Todos escriben, todos investigan.
Oscar Castilla. Sus temas abarcan todos los espectros del periodismo político, poniendo énfasis en cuestiones de narcotráfico, dinero ilícito, inseguridad y corrupción.
Es el director ejecutivo. Coordina también todas las áreas no periodísticas, como los aspectos legales, contables y administrativos de Ojo Público.
Fabiola Torres investiga principalmente sobre salud, derechos humanos y transparencia. Tomó un curso de Periodismo de Datos con la periodista española Mar Cabra en 2013, por lo que es la principal responsable de los análisis de datos y la vinculación con los programadores.
Responsable del proyecto Cuidados intensivos, una web app que permite conocer información relevante sobre los 61.372 médicos colegiados, 9.920 establecimientos de salud y 21 empresas administradoras de fondos de salud en Perú. Es editora de análisis de datos.
David Hidalgo se enfoca en temas de patrimonio cultural. Es el cronista del equipo, pues es de la “camada de Julio Villanueva Chang”.
Es el coordinador de Ojo Biónico, el proyecto de verificación del discurso público del medio, que analiza y contrasta con datos oficiales los dichos de los políticos para evaluar si lo que dicen es verdadero, falso o engañoso. Se encarga de buena parte de la edición y corrección de estilo de los textos. Es el director periodístico de Ojo Público.
Nelly Luna. Sus temas siempre han estado relacionados a industrias extractivas, medio ambiente y energía.
Entre otras cosas, coordinó el proyecto Fondos de Papel (nominado nuevamente a los Data Journalism Awards en 2016), una radiografía del financiamiento privado de los partidos políticos en Perú. Es editora de contenido.
Además de ellos, el equipo original incluyó a Antonio Cucho y César Solpín, ambos desarrolladores y encargados de la parte tecnológica (quienes ya no trabajan tiempo completo en Ojo Público, sino en calidad de asesores externos).
De 6 personas en 2014, actualmente son 10 integrantes a tiempo completo y tres a medio tiempo, en la parte administrativa. Tanto periodistas como desarrolladores hacen parte de la redacción y participan en todas las fases de los proyectos de Ojo Público.
Al igual que Chequeado en Argentina o Ciper en Chile, Ojo Público es una organización sin fines de lucro. Su primer forma de financiamiento fue el ahorro de los fundadores.
Después consiguieron un pequeño grant de la Friedrich Ebert Siftung, “el primer ingreso que no venía de nuestras liquidaciones”. No han apostado por la publicidad en el sitio, pero sí les “urge entender la lógica del AdSense”, antes de explorar ese camino, dice Castilla.
Hasta ahora, más del 60% de los ingresos de Ojo Público proviene de fondos y donantes internacionales.
Tanto Oscar Castilla como Fabiola Torres reconocen que en el camino han aprendido mucho, y que ya no conciben su trabajo sin “el chip de lo tecnológico”. Cuentas Juradas fue importante, en ese sentido, porque fue la primera aplicación web hecha en el Perú con esas características digitales. “Fue nuestro primer trabajo y con él sentamos una agenda: no se estaba hablando del patrimonio en las elecciones para alcaldes y logramos colocar el tema”, apunta Torres.
El proyecto de Cuidados Intensivos tuvo un impacto similar: la plataforma revela quiénes son los dueños de la salud privada en el Perú, pero también tiene un enfoque de servicio público.
Cualquier persona puede revisar si su doctor (más de 60 mil registros de todos los médicos acreditados en el país) tiene denuncias, la especialidad que dice tener, o licencia para ejercer experimentos clínicos. La investigación duró cuatro meses y medio, entre obtener, digitalizar, procesar y analizar la información.
En 2015, lanzaron un experimento de crowdfunding llamado “Amigos de Ojo Público”. En palabras de Oscar Castilla: “fue una experiencia interesante, pero apresurada. No tuvimos, y no tenemos aún, una plataforma amigable para que las personas donen. Sin embargo, el proyecto de Cuidados Intensivos en parte fue patrocinado por los Amigos de Ojo Público”.
Ojo Público ya es un referente para los líderes de opinión, el círculo rojo, de Perú. Sin embargo, según Castilla, las principales aspiraciones en el corto plazo son “llegar a más audiencias, impactar en la gente de a pie y depender menos del financiamiento de cooperación”.
Saben que ambas apuestas pasan por el crecimiento y la consolidación de la comunidad de lectores de Ojo Público. En ese sentido, “la experiencia de crowdfunding no fue un fracaso como tal, pero sí debemos reconocer que lo hicimos muy apresurados. No teníamos la estrategia del todo clara”.
“Nosotros somos un equipo de periodistas que está emprendiendo, que está experimentando con todo, con los proyectos periodísticos, pero también con el modelo de negocio. Y esa es una lección fundamental: hay que pensar también como administradores”, concluye Fabiola Torres.
Actualmente están buscando ampliar el equipo con periodistas de datos y un diseñador web. La misión es clara: seguir revolucionando el periodismo digital en Perú y en América Latina.
En mayo, el equipo de Ojo-publico.com, con el apoyo del Consejo de la Prensa Peruana, publicó el libro: “La navaja suiza del reportero. Herramientas de investigación en la era de los datos masivos” por David Hidalgo y Fabiola Torres López.
Es un manual para periodistas de investigación que condensa la experiencia de Ojo Público en los reportajes de profundidad con un fuerte componente de análisis de datos y desarrollo de aplicaciones periodísticas. Se trata de un panorama del conocimiento de Ojo-publico.com con un fuerte componente de análisis de datos y desarrollo de aplicaciones periodísticas.
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