El Estornudo es parte de los medios digitales independientes de Cuba que han sido censurados en los últimos tres años: 14ymedio, Diario de Cuba, CiberCuba o Café Fuerte, Cubanet, Cubaencuentro, y sitios de periodismo internacional como la FNPI y la Nieman de Harvard.
La Constitución cubana reconoce la libertad de prensa pero prohíbe expresamente la propiedad privada de medios de comunicación. Esto hace que todos los periodistas y medios independientes sean ilegales, aún cuando ninguno se ha declarado como propiedad privada sino que han surgido de la asociación entre periodistas con iguales niveles de decisión. El equipo de El Estornudo está disperso por Cuba, México y España. Tienen una mesa directiva para algunas definiciones pero buscan trabajar en equipo y de manera horizontal.
Carlos Manuel Álvarez es director editorial de la revista, vive en México y estaba de visita en Buenos Aires para presentar su libro “La Tribu, retratos de Cuba” —una recopilación de historias de cubanos durante 2014 y 2016—, cuando ocurrió el bloqueo.
Algunos amigos, colaboradores que trabajan en la revista, quisieron entrar desde La Habana y no pudieron. Pero lo dejaron ahí porque pensaron que era un problema de conexión a internet. Lo intentaron a los dos o tres días y tampoco pudieron. Luego, atando cabos se dieron cuenta lo que había pasado. Después lectores que viven en Cuba empezaron a escribirme y a los tres o cuatro días que no abría nos dimos cuenta de que estábamos bloqueados. Ahí pensé que no había que darle mucha más vuelta, la revista tiene un perfil susceptible a ser bloqueada por las cosas que publicamos y el periodismo que hacemos.
Claro, en principio ninguno debería existir. Pero hay una zona de tolerancia o resignación de parte del Estado a menos que tomen a todos los periodistas y se los lleven presos o bloqueen todos los sitios de antemano. Esta decisión se la guardan para determinados medios que consideran que tienen un perfil más crítico de lo que están dispuestos a permitir. Hay medios que hacen muy buen periodismo, se adscriben a su línea editorial y no tocan temas políticos porque no está dentro de su línea, como revistas de moda o de cultura.
En realidad las leyes en Cuba no se cumplen del todo. Tú sabes que en principio no te van a detener porque empieces algo así. Aunque la ley esté ahí ellos la van a aplicar cuando lo crean necesario. En principio te van a dejar existir en estas condiciones que son precarias, no te van a detener porque sí, solo cuando lo consideren, como en el 2016 cuando hubo un huracán en el oriente de Cuba y detuvieron al equipo de Periodismo de Barrio y un colaborador de El Estornudo se pasó tres días en un calabozo. Hay un punto en donde uno está despojado de derechos y cuando ellos quieran aplicarte la ley con todo su peso, lo van a hacer.
La revista es de crónicas y reportajes y también tiene artículos de opinión. No creo que haya habido un texto en particular que desencadenó el bloqueo, creo que es una acumulación de dos años con textos de muy distinto corte, columnas de opinión que cuando tocan el tema político de Cuba son confrontativas. Hablamos sin tapices de cualquier dirigente, Fidel o Raúl Castro o cualquiera. Ellos no están todo el tiempo en la revista porque no nos dedicamos a hablar de ellos pero cuando hay un tema donde tiene que salir algún líder político por alguna razón, no se evade, se menciona con toda la carga que lleve en ese momento. Todo esto es un ejercicio de especulación y de tratar de estar en la mente del censor. No tengo claro cuál es el punto que toman para decidir bloquear un medio…tienen un ejercicio de censura arbitrario. Hay medios que tienen históricamente un perfil mucho más agresivo hacia el gobierno en Cuba y que hoy están abiertos.
De alguna manera sí, yo sí, era una posibilidad latente, podía suceder en cualquier momento, uno no sabe cuándo le va a tocar pero era una posibilidad que estaba sobre la mesa porque desde que la revista arrancó tiene esta misma línea. Ya a esta altura, la revista ha demostrado cierta permanencia, tiene solidez. En la revista colaboran estudiantes de periodismo, gente recién graduada y jóvenes que quieren estar ahí y ese es su lugar y estoy seguro que eso molesta muchísimo.
Cualquier medio independiente en Cuba debe estar consciente de que en algún punto a ellos también les puede tocar por alguna razón que probablemente no sepan. Hay muchos medios que fueron censurados antes y seguramente esto siga pasando, a mí me gustaría que no suceda, pero siendo las cosas como son el Cuba no hay garantía de nada.
No hablé con nadie ni moví nada hasta que no salió el editorial. Yo sé que El Estornudo tiene una cantidad de lectores en Cuba que nos siguen dentro del gremio periodístico, también tenemos contacto y alianzas con medios extranjeros y en cuanto salió el editorial, inmediatamente desde Cuba estos medios independientes lo replicaron.
Es reconfortante en el sentido de que sientes que si hay esta repercusión a partir de algo que le pase a tu medio, de alguna manera ha adquirido cierta relevancia que solo se justifica por la calidad del trabajo que has hecho. Es reconfortante desde el punto de vista profesional y desde tu seguridad y estabilidad como medio. Los censores (los Estados) están más pendientes (de los medios) cuando hay más exposición, esto no solo pasa en Cuba, pasa en todas partes. En cambio, el (medio) que nadie conoce, tiene menos pauta. Cuando le pasa esto a periodistas, independientemente de la política editorial que tenga cada quién, o de qué tan de acuerdo estés, es bueno dejar clara la posición contra la censura, sea a quien sea. El Estornudo tiene esta línea. Eso no significa que haya una homogeneización del discurso de las líneas editoriales de estos medios sino que uno debe condenar le pase a quien le pase.
En enero tuvimos entre 15 y 20 mil visitas desde Cuba. Pero las visitas son engañosas porque muchos se conectan desde el mismo IP (lo que significa que podría haber varios lectores desde una misma computadora). El lector que está dentro de Cuba me interesa por razones distintas a las que me interesa el que está fuera, porque al tener horas limitadas de conexión, eligen leer El Estornudo y eso es por algo, probablemente porque brindamos información que no encuentran en los medios estatales. Es por eso que el lector cubano, desde Cuba, es el que te pone en un escenario de disputa entre el periodismo y la propaganda que se hace desde el Estado. Esa batalla me interesa.
Es el deber ser básico. Aunque sea una pelea mínima, reducida o perdida de antemano, debería ser la razón de todos estos medios. Porque el objetivo de la creación de estos medios es un poco, en mayor o menor medida, romper el monolito de la prensa estatal.
Más fuera, hay una comunidad muy grande fuera de Cuba. Pero a nosotros nos parecía muy bien que Cuba era el segundo país con más visitas detrás de Estados Unidos. Igualmente, más allá de la cantidad, a mí me interesa que ese sea el lector principal, sean 5, 15 o 2000 porque es para quienes la revista tiene su deber ser.
El usuario con voluntad de informarse en Cuba tiene un doctorado en buscar atajos en la web y poder leer sitios bloqueados en Cuba. Entonces, el que quiera leer El Estornudo va a poder llegar. A pesar de esto, hay que buscar alternativas de distribución, enviar suscripciones por correo, armar un newsletter.
Desde el punto de vista político de Cuba, eso es una mancha que puede coartar o atemorizar a las fuentes. No es lo mismo presentarse como periodista que trabaja para un medio alternativo que para un medio oficial. Hay más precaución y el trabajo es doble a la hora de buscar una fuente. Además hay otra barrera que tiene que ver con si el medio está bloqueado o no, porque mucha gente trata de medirse porque si no se puede leer el medio es por algo. Todo esto puede volver más áspera o paranoica la relación con fuentes, periodistas o colaboradores.
Yo no conozco que eso haya pasado con ningún medio de los que ya están bloqueados*. Igualmente nosotros dejamos en claro que no vamos a hacer nada para llegar a esa situación. La línea editorial de la revista seguirá siendo la misma. No nos vamos a volver ni más incendiarios ni vamos a transformarnos en un medio obediente que parece que entendió la lección.
No creo que haya relación en ese sentido pero sí me parece que la revista ha tomado más relevancia desde adentro y se mira de otra manera cuando empezó a adquirir cierta relevancia afuera. Por ejemplo muchos reportajes del Estornudo suelen salir en Univisión, en BBC Mundo en medios de Latinoamérica y Europa. La revista ha empezado a integrarse en el sistema de medios latinoamericanos y del mundo, no está aislada y empezó a tener reconocimiento: ganamos el premio García Márquez en la categoría de texto y la clase de 2018 de la Nieman Foundation for Journalism de la Universidad de Harvard analizó nuestro medio entre las propuestas para el Louis M. Lyons Award for Conscience and Integrity in Journalism. A medida que esta situación crece es más riesgoso para el Estado porque se le va de las manos.
Nos interesa que apoyen al Estornudo con capacitaciones, financieramente, pero todas estas cosas ya han sucedido de alguna manera. A mí no me interesa que se apoye a El Estornudo porque es una página bloqueada en Cuba, sino que porque hay calidad, porque es un medio profesional, porque hace historias y reportajes que merecen que los colegas del equipo tengan oportunidad de crecer profesionalmente. No me interesa que el Estornudo crezca por ser víctima de censura sino por lo que es por sí mismo. A mí me interesa que la revista se siga reconociendo por el periodismo que hace.
*El medio La Joven Cuba fue bloqueado en 2012; en 2013, fue desbloqueada.
Medios cubanos mencionados en esta nota: 14ymedio, Diario de Cuba, CiberCuba, Café Fuerte, Cubanet y Cubaencuentro.